Ficción
Suficientemente bien para Jesús
Russell Scott Valentino
traducción de Belén Agustina Sánchez
“Si el idioma inglés estaba lo suficientemente bien para Jesús,
está lo suficientemente bien para mí.”
—“Ma” Ferguson, gobernadora de Texas
(apócrifo)
Él no quiere decir algo equivocado. ¿Quién sabe qué podría llegar a pasar si lo hiciera? Todo el mundo está tan tenso, tan molesto todo el tiempo, a pesar de los días festivos. El calor, probablemente. Despertar a Pretor tan temprano no fue una buena idea. Esta es sólo la segunda vez que tiene permitido entrar, aún con todos sus años de servicio. Está más fresco acá y ni de lejos tan polvoriento, pero Pretor no está contento. Su migraña, por supuesto.
“¿Qué es lo que dijo?”, pregunta Pretor, y el intérprete repite la palabra “rey”, aunque después dice “o senescal” porque la palabra que empleó el acusado no parece significar “rey” en … Leer más »
Las madres de Gustave Flaubert, Marcel Proust y Jorge Luis Borges se encuentran en el cielo
Mary Gordon
traducción de Mariana Dimópulos
Un ángel con túnica dorada escolta a la última de las tres mujeres, de cierta edad, a una sala bien amoblada. Está iluminada con delicadeza, hay cuencos de flores sin aroma, de color crema, sobre mesas de un lustre admirable. Acomodadas de modo tal que toda conversación resulte de lo más provechosa, hay tres sillas tapizadas, forradas en una seda color limón. Dos de esas sillas ya están ocupadas; en una hay una mujer robusta, con un moño del color del hierro en la punta de la cabeza, las manos recogidas discretamente sobre el regazo. Su expresión es de complacencia; sería un error decir que sonríe. La mujer en la silla de enfrente tiene el cabello atado en un nudo sobre la nuca; unas hebras de gris se destacan de su rodete, pero son … Leer más »
Tres instantáneas en el descenso
Edgardo Cozarinsky
1. “Il vecchio non trova pace”
Qué hablás, iba a lanzarle al barman con impecable frialdad, decidido a fulminarlo con la mirada, cuando me doy cuenta de que no era a mí a quien observaba, sino a otro viejo, por ahí menor que yo pero con esos signos exteriores de senectud que me cuido de no ofrecer a la perfidia ajena, cabeza gacha, mirada definitivamente vencida hacia la rubia que se sacude espasmódica en la pista.
Y cómo iba a encontrar paz il vecchio, quién sabe cuánto champagne ya le ha pagado a la rubia, y cuántas cosas más si vienen de antes, y claro, ella en lo suyo, dale que dale ni siquiera con otro, ni dos ni cuatro, más bien con nadie, perdida dentro de sí, no atiende demasiado a lo que se le pone … Leer más »
de Los sabios del sillón
Eitán Futuro
[fragmento]
Lara me empezó a besar. No la besé yo primero porque pensé que ellas no daban besos en la boca. Le toqué las tetas por encima del corpiño y me acosté en la cama. Todo estaba bajo control. Mariela se las operó el año pasado. La primera vez que tuvimos relaciones, mi primera vez, ella no me dejó sacarle la remera. Decía que las tenía chicas y que si se las veía no iba a querer estar más con ella. Tampoco me dejó sacarme la remera a mí. Decía que yo era muy flaco y le daba impresión. Ni siquiera se sacó las medias. Se le ocurrió la idea de que si yo tenía tantas ganas, tenía que romper las medias con los dientes. Así que en mi primera vez no hubo contacto físico. Látex, nylon y … Leer más »
Bestiario
Aaron Thier
traducción de Guido Herzovich
Acaso uno halle el Bestiario de Aberdeen en un momento de ocio. Acaso mientras se busca, como resulta a menudo impostergable, descripciones del amor carnal entre marineros y sirenas. Acaso en una tarde de tormenta, el cielo ondulando como un mar, mientras las palmeras sacuden violentamente la cabeza y pelícanos desorientados pasan junto a las ventanas.
Cuán interesante, entonces, descubrir que los pelícanos suelen matar a su cría y que, habiendo hecho esto, se abren un tajo en el costado y dejan que la sangre se derrame sobre el cadáver, lo que le devuelve la vida. Cuán interesante descubrir que el pelícano, aun con su tosca apariencia prehistórica, no es en modo alguno el más extraño de los pájaros. El murciélago, por ejemplo, es el único pájaro que posee dientes, y las abejas, … Leer más »
El cuaderno de Nataniel
Veronica Stigger
traducción de Rosario Hubert
Opalka entró en la pequeña sala de la casa de su hijo Nataniel y caminó hasta la ventana, bajo la cual había una mesa de madera cuadrada, con un lado apoyado contra la pared. Sobre la mesa había un cuaderno de tapa dura roja, tamaño oficio, cerrado, un frasco de tinta, también roja, y una lapicera. Se sentó en la silla de mimbre y abrió el cuaderno, donde estaba escrito:
Hacer un libro antiguo
un libro de viajes
con páginas que se despliegan
La historia comenzará en una ciudad grande
-en una metrópolis-
o en la orilla del mar
Será la historia de un hombre solo
un hombre viejo
un hombre cansado
El hombre tendrá unos sesenta años
usará traje blanco y zapatos bicolores
y tendrá un chimpanzé
Su chimpanzé será inmenso
del tamaño de mi personaje
alto y fuerte como un escandinavo
Tendrá el pelaje gris claro
(Y … Leer más »
Tarjeta de cumpleaños
Dorothy Spears
traducción de Rodrigo Marchán
Un hombre impotente de vacaciones, tan potente en el trabajo, va a su mujer todas las noches y en cada siesta. “Necesito demostrar que soy norm…ehh, que está todo bien”, suspira ondulante en su desesperación.
La mujer entierra su cara en la funda sintética de la almohada y se acuerda una discusión que tuvieron hace diez años acerca de una tarjeta de cumpleaños que le mandó George. El la había acusado de intentar arruinarlo, alegando que su necesidad de discutir el tema de la tarjeta de cumpleaños era atentar contra su autoestima. Fue unos meses después de casarse, él escogió el regalo de bodas favorito de ella, un bowl Navajo, y lo reventó contra el piso de roble del departamento.
Esta mañana, luego del desayuno y de otro intento decepcionante, ella sale … Leer más »
Sin olas
Lincoln Michel
traducción de Pablo Ambrogi
El viento salado azotaba la cara de Silas Madero, pero su hija no aparecía. Siempre le hacía esas cosas.
Silas entró de nuevo a la estación. Se secó el cuello y la cara con servilletas del puesto de café. Le dolía la pierna. Se sentó en una silla y miró el menú. Los médicos le habían dicho que no podía tomar café espresso ni nada ácido. Se preguntó si en este país de mierda habría algo decente que pudiera comer.
Un tipo con traje a medida abría y cerraba un portafolios de cuero. Silas dedujo que era de la mafia, y que en el portafolios había drogas o plata o dedos meñique.
Trató de recordar por qué el casamiento era en Italia. Alguien de alguna rama de la familia de este dentista de mierda debe … Leer más »
Humo
Giovanna Rivero
Los recuerdos inútiles son los más hermosos. Yo tendría, ¿qué?, unos ocho años, cuando llegó a la casa de mis abuelos este muchacho con nombre de pájaro, Piri. Llegó para ayudar a mi abuela en la pequeña industria de embutidos y panadería que tenía instalada en el tercer patio. Porque aunque parezca mentira en esa casa había tres patios y en el tercero, como digo, mi abuela había montado una verdadera industria a vapor de chorizos y panes. Si te aparecías muy de mañanita podías fantasear con la idea de que todo ese humo que las moledoras, hornos, trituradoras, embutidoras y ollas eructaban al unísono era, lógicamente, el febril smog expelido por máquinas de última generación del primer mundo.
En lo que debía ser el vestíbulo de la casa, mi abuelo tenía la oficina del registro … Leer más »
El hechizo inverso
David Leavitt
traducción de Carlos Freytes
El día en que París fue declarada Ciudad Abierta, fui a despedirme del Barón. El era uno de mis más viejos amigos. Lo conocía desde 1931, el año en que yo había llegado a París, un chico de diecinueve viviendo de su ingenio en un hotel de prostitución de la Rue Lepic. El Barón aún vivía, como lo había hecho toda su vida, en un vasto departamento lúgubre sobre la avenida Mozart. Retratos de mujeres de pechos generosos y perros de hocico estrecho colgaban en las paredes. El piano se cubría con un chal de seda del tipo que las abuelas usan alrededor de los hombros en invierno. Durante mucho tiempo el Barón había sido rico, pero había perdido la mayor parte de su capital, incluyendo a la Baronesa, en la crisis … Leer más »